No olvidemos a quienes desde la infancia cargan el pesado yugo de la discriminación. Su vida al ras de la tierra, pasa desapercibida por nuestra vista.

43, esperanzas por verdad y justicia

La angustia y el dolor es más punzante no sólo por la ausencia, sino por la pandemia que taladra el alma de las madres y padres de los 43 estudiantes desaparecidos el 26 y 27 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero. Su lucha es incansable, pero la verdad y la justicia parece tener un largo trecho, sobre todo, por la urdimbre de los intereses amafiados desde altas esferas del poder. Así, el clamor por la presentación con vida de los normalistas sigue haciendo eco en las calles por las marchas que cada mes realizan las familias como parte de la acción global por Ayotzinapa y por México.

Este miércoles 26 de enero de 2021, en la Ciudad de México, los rostros de los estudiantes desaparecidos volvieron a recordar que la verdad continúa oculta y la justicia entre papeles. La marcha empezó del Ángel de la Independencia al Hemiciclo a Juárez. Las consignas de vivos se los llevaron, vivos los queremos y el pase de lista1,2,3…43 marcaron el ritmo de los pasos en el camino de una lucha por la vida. Las madres y padres hicieron una parada en el antimonumento a los 43, donde mencionaron los nombres de los 43 estudiantes de los normalistas asesinados en aquella noche de terror.

Al llegar al Hemiciclo a Juárez, en el mitin, Doña Cristina Bautista señaló: “hoy se cumplen 88 meses de la desaparición de nuestros hijos y nosotros aquí seguimos. Nos han reprimido, nos han hostigado, han hablado mal de nosotros, pero como madres y padres no podemos abandonar a nuestros hijos: es lo más preciado que tenemos. Sin embargo, es un camino de esperanza y lucha, a pesar de las complicaciones con el actual gobierno, que ha prometido abrir las puertas de la verdad, para armar el rompecabezas que dejó Enrique Peña Nieto. No es suficiente porque hay más informaciones que las instituciones han negado a los expertos.”

Las madres y padres se aferran a la búsqueda de la verdad porque no hay otro camino y exigen que se investigue a profundidad a las fuerzas de seguridad, especialmente al ejército. “Las autoridades tanto del estado como del gobierno federal tenían pleno conocimiento. Osorio Chong desde un primer momento supo lo que estaba sucediendo; los militares dieron puntual seguimiento a los estudiantes a través del C4. También participaron policías municipales, estatales y federales. Así que no se puede decir que fue la delincuencia cuando el gobierno fue el que orquestó la arquitectura de la violencia, el ataque a nuestros hijos. El trabajo arduo del Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes (GIEI) ha sido fundamental para esta búsqueda porque “con sus informes pudimos constatar científicamente que fue un crimen de Estado”, dijo enérgicamente doña Cristina Bautista.

Doña Hilda Legideño exigió al “gobierno actual una investigación a profundidad porque las corporaciones policiacas y militares se llevaron a nuestros hijos. En ese momento fueron las patrullas de los policías, los militares, la policía estatal, la policía federal, la policía ministerial, pero entonces, ¿por qué se dice que fue la delincuencia?

El ex gobernador del estado, Ángel Aguirre Rivero y el procurador Iñaky Blanco Cabrera no han sido investigados. Tampoco la línea de investigación sobre la participación de los militares ha sido profundizada, máxime que las filtraciones que se realizaron en octubre de 2021 involucra al ejército mexicano. Esto quiere decir que ellos ya sabían lo que estaban por hacer. Exigimos que se haga una investigación exhaustiva a todas instancias o dependencias de gobierno que estuvieron involucradas”.

Al termino del mitin, las madres y los padres regresaron a Guerrero para dejar las ofrendas florales en Iguala como cada 27 de cada mes se honra la memoria de Julio César Mondragón Fontes, Julio Cesar Ramírez Nava y Daniel Solís Gallardo.

El día de hoy, 27 de enero, los reclamos incontenibles de las madres, padres y estudiantes fueron de justicia y verdad. Aseguraron que si no hay respuestas van a seguir en la lucha hasta encontrar a los 43 estudiantes y a exigir que se castigue a los responsables materiales e intelectuales.  Algunos de los responsables que fueron detenidos no cuentan con ninguna sentencia condenatoria para fincar responsabilidad por la muerte de los tres normalistas asesinados. A la fecha también no hay ningún responsable condenado por la herida mortal que le ocasionaron daños irreversibles al estudiante Aldo Solano Gutiérrez y que se encuentra en coma, quien se debate entre la vida y la muerte, señaló Isidoro Vicario, abogado que acompaña a las madres y padres.

Para don Lorenzo Francisco Gálvez, padre de Luis Ángel Francisco Arzola, estudiante desaparecido, “el gobierno nunca ha querido llegar a la verdad, sólo nos va dando largas para que nosotros dejemos de gritar. Son 7 años y cuatro meses sin saber plenamente que pasó con los 43 muchachos”.

Por su parte, don Nardo Flores hizo la «invitación para que el gobierno federal avance y no sólo diga que tiene voluntad política, porque resulta que las instituciones siempre han puesto trabas. Nosotros vamos a seguir exigiendo justicia para los caídos y la presentación con vida de nuestros 43 hijos».

No es casualidad que 43 estudiantes normalistas hayan sido desaparecidos en un país donde impera la impunidad y corre la sangre incontrolablemente, donde hay más de 94 mil personas desaparecidas. “el gobierno se le hizo fácil desaparecer a hijos de campesinos, de comunidades originarias, pensó que no íbamos a reclamar a nuestros hijos”.

Aunque la tristeza invadió cada rincón de los hogares, de las familias de los 43, desde aquella trágica noche, y la intranquilidad se volvió cotidiana, así como la rabia aumentó, también la esperanza sigue como una llama sin apagarse. “Por el amor que le tenemos a cada uno de nuestros hijos seguiremos en pie de lucha, aun cuando estamos sin poder dormir y sin poder trabajar de nuestro pesar. Es muy triste para nosotras como madres y toda la familia, nuestras comunidades, porque ya no podemos vivir, porque nos hace falta un hijo en la casa”. El tiempo se congela. Los minuteros del reloj corren apresurados como queriendo alcanzar el día y noche, esperando que regresen los hijos de México durante el alba o en los atardeceres rojizos en el horizonte… dibujando 43 colores de esperanza por la verdad y la justicia. Esta ausencia tiene rostro de maestros.

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