No olvidemos a quienes desde la infancia cargan el pesado yugo de la discriminación. Su vida al ras de la tierra, pasa desapercibida por nuestra vista.

COMUNICADO | Continúa crisis humanitaria en la Montaña de Guerrero

 

–       Fallecimiento el sábado 28 de septiembre del niño de tres años Manuel Mendoza Rosas, en Tlacoapa, evidencia que los riesgos persisten y que se requieren acciones integrales urgentes

 

Tlapa, de Comonfort, Guerrero, a 30 de septiembre de 2013.- A prácticamente 15 días del inicio de las lluvias generadas por la tormenta Manuel en el Estado de Guerrero, la emergencia no se ha revertido en la Montaña de Guerrero, como lo evidencia la muerte del niño Manuel Mendoza Rosas en la cabecera municipal de Tlacoapa, el pasado sábado 28 de septiembre.

Manuel Mendoza Rosas, de tres años de edad, falleció por los traumatismos que le causó el colapso de una barda que reblandecieron las lluvias, mismas que no han amainado desde hace quince días en municipios como Tlacoapa y siguen cayendo día a día con fuerza inusitada. Susana Rosas Dámaso, madre del menor, también fue lesionada y actualmente recibe atención médica en Acapulco, Guerrero. De acuerdo con el testimonio de los familiares, el menor habría sido rechazado del albergue comunitario por presentar varicela. Por este motivo, su madre había tenido que regresar a la casa familiar para recuperar sus pertenencias y así llevarlas a la casa de un pariente que les brinda refugio, cuando se produjo el desplome.

El fallecimiento de Manuel Mendoza Rosas no debió ocurrir. Su muerte se habría evitado, si el paso de Manuel hubiera generado una intervención inmediata y coordinada de los tres niveles de gobierno para ubicar los daños en la infraestructura y los riesgos inminentes. En ese sentido, evidencia que la crisis humanitaria generada por la tormenta Manuel no está solucionada.

Esta situación se agrava ante la incomunicación que enfrentan algunas subregiones. De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), son 48 las comunidades que continúan inaccesibles por vía aérea y vía terrestre, aunque esta cifra podría incrementarse considerando que en los puntos más recónditos de municipios como Acatepec, Metlatónoc y Cochoapa es prácticamente imposible mantener comunicación fluida. La atención por vía aérea es insuficiente y los criterios para definir las rutas de los helicópteros disponibles son poco transparentes.

Aunado a ello, los apoyos para garantizar alimentación y medicamento básico siguen fluyendo muy lentamente, sin que los ayuntamientos funcionen con diligencia y transparencia. En municipios como Acatepec, las propias comunidades se vieron obligadas a abrir las bodegas municipales y repartir los víveres, que eran almacenados por el municipio para repartirlos de conformidad con criterios de tinte político. Igualmente, pese a que Diconsa ha informado de manera oficial que no hay desabasto de maíz, lo cierto es que en las comunidades comienzan a escasear los bultos de este alimento, fundamental para la subsistencia de la gente; el precio ha aumentado, pues el bulto de maíz que normalmente cuesta alrededor de $215 pesos llega en algunas comunidades a los $500 pesos.

En estas circunstancias, la situación de los campamentos de desplazados es también crítica, pues hasta la fecha se tiene registro de que al menos en 27 comunidades algunas familias se encuentran viviendo a la intemperie en campamentos instalados en cerros o refugiadas en las partes techadas como canchas y kioskos, sin que empiece a tomar forma una estrategia integral de reubicación, acorde con el contexto sociocultural de la Montaña.

En suma, la situación de la región sigue requiriendo una atención urgente e integral. Muertes como la del niño Manuel Mendoza Rosas pueden volver a ocurrir si no se adoptan medidas extraordinarias, en diálogo con las propias comunidades damnificadas.

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