No olvidemos a quienes desde la infancia cargan el pesado yugo de la discriminación. Su vida al ras de la tierra, pasa desapercibida por nuestra vista.

COMUNICADO | Exigimos al gobierno de Chiapas que investigue las agresiones de Mactumatzá

Tlapa de Comonfort, Guerrero, 24 de febrero de 2020. El domingo 16 de febrero, fueron agredidas las madres y padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, así como estudiantes de la normal rural “Raúl Isidro Burgos” y la normal rural de Mactumatzá, cuando realizaban un volanteo informativo, sobre el inicio de caravana denominada “En busca de los 43”. En el momento en que las madres y padres de los 43 se preparaban para dar inicio a la primera reunión con los estudiantes de la normal, más de 200 policías del estado apertrechados con tanquetas y respaldados por elementos de la Guardia Nacional se apostaron en el punto denominado “la Coca”, a menos de 100 metros de la escuela normal rural de Mactumatzá.

Ante esta provocación las madres y padres de los 43 acompañados por los estudiantes pidieron a los uniformados que se retiraran porque no existía motivo alguno para cercar a la normal. La respuesta de los policías fue temeraria; además de utilizar sus escudos para empujar a las madres y padres cuando intentaban dialogar, los policías ubicados en la segunda fila, levantaron sus armas para disparar a los estudiantes que se encontraban al frente de la comisión. Fue una lluvia de gases lacrimógenos que obligaron a las mamás y papás a replegarse. En ese instante cayó el estudiante Juan Antonio Flores García, quien recibió un impacto de gas lacrimógeno en su cabeza quedando totalmente inerme. Los policías actuaron de manera brutal, al ignorar los protocolos para el uso de la fuerza; arremetieron contra los estudiantes, lesionando a 10 personas, entre ellas dos madres y 3 estudiantes, que al día de hoy permanecen hospitalizados. La nieta de una de las madres sufrió varias quemaduras en su cuerpo.

La agresión duró más de 40 minutos sin que las autoridades del estado intervinieran para ordenar el retiro de la policía. Hubo complicidad y condescendencia por parte del gobernador Rutilio Escandón, porque tuvo la oportunidad de impedir que los policías accionaran sus armas. La presión nacional e internacional que condenó unánimemente estos hechos violentos perpetrados por la policía, obligó a las autoridades a investigar a los responsables y a proceder penalmente contra 2 policías que participaron en esta agresión. No obstante estas detenciones, la misma fiscalía de Chiapas anunció el 22 de febrero que ha abierto una carpeta de investigación en contra de los estudiantes por ataques a las vías de comunicación y por daños. Las posturas asumidas por el secretario de seguridad pública y de educación en el estado van en la misma línea de criminalizar a los estudiantes responsabilizándolos del desorden público.

Para el gobierno de Chiapas los derechos a la libre manifestación y de reunión pueden ser vulnerados, como lo hicieron los policías del Estado, con el argumento falaz de que los estudiantes son un peligro para la estabilidad docial. En el estado de Chiapas se ha normalizado el uso de la fuerza como el recurso más efectivo para acallar las protestas sociales.

Con esta actitud el gobernador abdica de su responsabilidad de proteger los derechos al no realizar una investigación exhaustiva e imparcial que dilucide las agresiones cometidas contra madres y padres de los 43 y sancionar a los policías responsables y toda la cadena de mando. La detención de los dos policías es más una salida política que un acto de justicia objetiva.

Por todo lo anterior:

 

Atentamente.

 

Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan”

 

Salir de la versión móvil