No olvidemos a quienes desde la infancia cargan el pesado yugo de la discriminación. Su vida al ras de la tierra, pasa desapercibida por nuestra vista.

Desalojan a 20 personas y 10 niñas y niños indígenas en la Montaña de Guerrero 

Desalojan a 20 personas y 10 niñas y niños indígenas en la Montaña de Guerrero 

 

El pasado lunes 13 de octubre de 2025 el comisariado de bienes comunales de San Juan Huexoapa, municipio de Metlatónoc, y 100 habitantes desalojaron a seis familias, integradas por 20 personas, 10 son niños y niñas, con el pretexto de ampliar la escuela telebachillerato de la comunidad Na Savi. El papá y abuelo le dijo al comisariado que hablaran bien y que se arreglaran conforme a la ley, pero sin mediar palabras lo detuvieron y lo encarcelaron. Defender sus derechos le costó que lo privaran de la libertad, y los abandonaron a su suerte.

El papá y abuelo Tin, nombre para guardar la identidad por las represalias, llegó en el 2006 con su familia en un terreno baldío de la comunidad de San Juan Huexoapa. Para guarecerse de las lluvias y los rayos del sol improvisaron una casa de láminas. Trabajaron duro en la siembra de maíz, frijol y calabaza para sobrevivir. Con los años construyeron cuatro casas: dos de adobe y techos de lámina de asbesto de 10 x 5 m y 7 x 5 metros, mientras dos más de madera de 12 x 5 m y 5 x 7 metros. Después pudieron obtener el acta de posesión por las autoridades agrarias.

En el 2016 Tin donó una parte del terreno para la creación de la escuela telebachillerato. No pasaba nada, hasta que llegaron las nuevas autoridades agrarias y el comisario municipal empezaron a hostigarlos para que desalojaran sus viviendas porque donde estaban viviendo era el solar de la escuela. La insistencia para que dejaran sus casas escaló. Por eso el lunes 13 de octubre, a las 5 de la mañana cuando Tin se levantó y salió al patio de su casa se percató que toda la familia estaba rodeada por 100 personas de la comunidad para desterrarlos.

“Vamos a platicar bien y hacer las cosas de manera legal”, les dijo Tin. El comisariado le respondió: “contigo ya no vamos hablar. Deténganlo y enciérrenlo para que se calle”. Más de cuatro personas lo sometieron y luego se lo llevaron a la cárcel de la localidad. Al mismo tiempo otras personas entraron a sus chozas para sacar todas sus pertenencias. Quitaron las láminas y destruyeron las casas de adobe y de madera con pico, barretas y machetes en mano.

A las 9:30 de la mañana terminaron de derruir las cuatro casas y sus pertenencias quedaron en la calle. Después una máquina retroexcavadora borró el rastro de que hubo casas emparejando el terreno. Las niñas y niños desconsolados con sus lágrimas en los rostros miraban las triquiñuelas y la infamia de las autoridades comunitarias. A pesar de que sólo había quedado el polvo de los adobes permanecían contemplando con añoranza su hogar.

En la tarde fue liberado Tin de las mazmorras, pero lo obligaron a firmar un acta de acuerdo para no denunciar las tropelías de las autoridades de San Juan Huexoapa. La familia tiene temor de interponer la denuncia porque el comisariado y el comisario municipal les advirtieron que si los denunciaban lo iban a detener y tendría que pagar todos los gastos que realicen las autoridades comunitarias.

Las autoridades agrarias y el comisario municipal de San Juan Huexoapa tendrían que revisar la situación de vulnerabilidad en la que quedaron las 20 personas que fueron desalojadas violentamente de sus viviendas. Lo cruento es que tenían arraigo en la comunidad. Además, tienen un acta de posesión del solar antes de que se construyera el telebachillerato. Es inadmisible la acción de las autoridades comunitarias. Lo peor es que dejan a 10 niños y niñas en el desamparo, en la desolación. No se puede permitir que actos de esta naturaleza violen los derechos humanos de personas y, sobre todo, de la niñez de por sí rota en la Montaña.

 

Fotografía: especial

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