No olvidemos a quienes desde la infancia cargan el pesado yugo de la discriminación. Su vida al ras de la tierra, pasa desapercibida por nuestra vista.

Igualdad de género para un futuro mejor: alta comisionada Michelle Bachelet

En el marco del ciclo de conferencias, Después del 2030, mujeres lideres por un futuro sustentable, que organiza la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el rector Enrique Graue Wiechers, en sus palabras iniciales, anuncia la participación de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los derechos Humanos, Verónica Michelle Bachelet Jeria, con una conferencia magistral sobre la igualdad de género, en vísperas del Día Internacional de los Derechos Humanos que se conmemora cada 10 de diciembre desde hace 73 años, cuando la asamblea general de la ONU aprobó la declaración universal de estos derechos.

Enrique Graue introduce la reflexión de la igualdad de género como uno de los temas más grandes y serios pendientes de la actualidad en Latinoamérica. En México la desigualdad se muestra prácticamente en todos los ámbitos de nuestra sociedad, por ejemplo, habría que decir que el 33% de las mujeres jóvenes no estudian y tampoco trabajan, cifra muy por encima de los países miembros de la OCDE. Durante estos ya casi dos años de pandemia han sido las mujeres quienes han enfrentado en la mayoría de los casos la carga del hogar en el cuidado de la familia y en la educación de sus hijas e hijos.

Las mujeres latinoamericanas han sido cruciales en la primera línea de atención a la pandemia, siete de cada 10 personas empleadas en el sector salud son mujeres y su labor la han hecho ejemplarmente a pesar de la injusta brecha salarial ya que sus ingresos son un 24% inferiores a la de los hombres. Si la desigualdad es un problema mayúsculo, la violencia de género nos debe indignar aún más. De acuerdo a las cifras del INEGI casi el 50% de las mujeres en México han sufrido durante su juventud violencia por parte de sus parejas o de gentes extrañas. Si queremos vivir un estado de bienestar y progreso esto debe cambiar radicalmente. Sin la inclusión real de las mujeres en la vida social, política y económica de nuestras naciones no alcanzaremos un futuro sustentable y esto urge hacerlo. Un ejemplo, si nuestro país redujera a la mitad la brecha de género de la fuerza laboral para el 2040, la tasa anual de crecimiento del PIB crecería 0.2 puntos porcentuales adicionales por año. Para aspirar a un mundo sustentable, tener una economía fuerte y un país en desarrollo, el liderazgo de las mujeres con una visión incluyente e igualitaria se hace indispensable.

Con las palabras íntegras de apertura del rector de la UNAM y la presencia de Michelle Bachelet, incansable defensora de los derechos humanos, pero principalmente una guerrera al lado de las mujeres

Dejamos la ponencia completa de Verónica Michelle Bachelet Jeria, Alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

 

Igualdad de género para un futuro mejor

 

Unimos, con México, los esfuerzos hacia una climática con perspectiva de género en estrategias contra la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres, el fortalecimiento de los liderazgos y movimientos feministas; estos y otros importantes temas fueron plasmados en el plan de aceleración global para la igualdad de género, resultado del foro generación de igualdad a inicios de marzo de este año que tuvo lugar en México. Así mismo y con el enorme reto, México ha demostrado el compromiso firme de fortalecer la protección de los derechos humanos de las mujeres y las niñas. Mi oficina seguirá trabajando con el estado mexicano y la sociedad mexicana para lograrlo, y lo haremos porque la igualdad de género es una cuestión y es tambien un requisito previo para que nos recuperemos mejor de la pandemia del COVID-19. La mayor y más compleja crisis para nuestra generación y para que abordemos eficazmente la triple crisis planetaria del cambio climático, la polución y la pérdida de biodiversidad. Tenemos muchos ejemplos concretos que nos muestran por qué en los gobiernos la participación significativa de las mujeres conduce a mayores inversiones de protección social, medioambiente y justicia climática.

En las negociaciones de paz están vinculadas a soluciones más duraderas y en el sector privado a un mejor rendimiento empresarial. Algunos estudios han encontrado correlaciones entre las mujeres en puestos de autoridad política y una menor huella de carbono nacional; en los parlamentos con una mayor proporción de mujeres y la ratificación de tratados medioambientales y en su mayor porcentaje de mujeres en los consejos de administración de las empresas y la divulgación de información sobre las emisiones de carbono. Además, una estimación señala que se podría añadir hasta 12 millones de dólares al PIB mundial de aquí al 2025, si se promoviera la igualdad de las mujeres. Sin embargo, actualmente estas crisis mundiales afectan de forma desproporcionada a las mujeres y las niñas, especialmente las que se enfrentan a múltiples e interrelacionadas formas de discriminación. Se están diluyendo los avances logrados con tanto esfuerzo en materia de igualdad de género. En este contexto de crecientes desigualdades está claro que debemos orientar nuestros esfuerzos hacia una economía basada en los derechos humanos y con perspectiva de género.

¿Cómo podemos lograr esto en la práctica? En primer lugar, tenemos que asegurar que las mujeres y las niñas en toda su diversidad estén presentes en la mesa de toma de decisiones, pues, aunque estan actuando como agentes de cambio en todo el mundo, a nivel mundial desde diciembre de 2020 se celebraron 5 mil 12 manifestaciones de mujeres, sus voces a menudo no son escuchadas como yo misma he señalado en repetidas ocasiones. Las mujeres sólo representan el 24 % de los miembros de los grupos de trabajos nacionales en la pandemia del Covid-19 y sólo cuatro países del mundo tienen un parlamento con al menos un 50% de mujeres. Necesitamos, entonces, apoyar el liderazgo feminista y los movimientos feministas, especialmente frente a una fuerte reacción contra los derechos de las mujeres y con un espacio cívico que desafortunadamente se reduce en varias latitudes del planeta. En los años 2018 y 2019 las organizaciones de derechos de mujeres recibieron sólo alrededor del 1% de la ayuda bilateral asignada a la igualdad de género. Entonces tenemos que unir nuestra fuerza y actuar de forma solidaria. Cada una de nosotros y nosotras podemos denunciar las actividades sexistas, celebrar el éxito de las mujeres en el poder, animar a las jóvenes a atreverse y a ser francas, y a exigir a los estados que actúen.

Si yo decía que en primer lugar la participación [de mujeres] en lugares en donde se están tomando las decisiones importantes, en el segundo lugar debemos proteger el sustento, la vida y el bienestar de las mujeres y las niñas mediante una economía feminista y de derechos humanos. Los medios de subsistencia de las mujeres se deben mayormente afectados por la pandemia Covid-19 que la de los hombres. Sin embargo, las políticas económicas y fiscales para la recuperación rara vez incorporan la perspectiva de género, la recesión de los servicios públicos tiene un fuerte impacto en el género.

Las mujeres, en particular las de bajos ingresos se enfrentarán a un impacto regresivo ya que tiene una fuerte presencia como trabajadoras de primera línea del sector público. Tienden a su vez a utilizar más los servicios públicos y las transferencias, y se espera que sean las proveedoras, además de atención por defecto cuando se recortan los servicios públicos. Debemos aumentar, entonces, las inversiones publicas en sanidad, educación y sistema de protección social y reconocer que el verdadero valor de trabajo de cuidados. Por ejemplo, calculando el trabajo de cuidados no remunerado en la cotización de las pensiones como hizo Argentina o como hice yo en mi gobierno, donde le dimos una pensión a la dueña de casa porque había trabajado toda su vida, pero no remuneradamente y precisamos distribuir las responsabilidades de cuidado de forma más equitativa entre mujeres y hombres; entre las familias, el estado y el mercado y, sin embargo, la mayoría de países prevén recortes presupuestarios en los próximos años.

Es preocupante la previsión de que el 85% de la población mundial vivirá en condiciones de austeridad el año que viene, una tendencia que probablemente continuará al menos hasta el 2025, pero sabemos que no podemos repetir los errores del pasado. Durante las últimas décadas, los modelos económicos de muchos países se han basado cada vez más en medidas de austeridad e inversiones públicas para proteger a las personas, al planeta y se han reducido, incluso debido a la fuerte carga de la deuda externa.

La fiscalidad se ha centrado más en el estímulo a corto plazo, recortando los impuestos a las personas más ricas y a las grandes empresas en lugar de basarse en una fiscalidad progresiva y más ecológica. Invertir entonces en protección social y en la economía de los cuidados es una política inteligente.

Saludo que en México se hubiesen dado importantes discusiones al respecto y se está avanzado hacia la creación de una política nacional de cuidados. Esto puede tener un efecto amplificador no solo para la igualdad de género sino también para potenciales y grandes beneficios económicos como reconoce el reciente documento técnico del departamento del tesoro de Estados Unidos.

Para proteger los medios de subsistencia de las mujeres, también tenemos que eliminar las leyes, políticas y prácticas discriminatorias que obstaculizan la participación igualitaria de las mujeres en las actividades económicas, por ejemplo, el 40% de los países tiene al menos una restricción al derecho de propiedad de las mujeres.

Las mujeres siguen cobrando en promedio un 20% menos que los hombres a igual trabajo, por todo el mundo. Las mujeres y las niñas constituyen la mayoría de los 3 mil 700 millones de personas que se calcula que no están conectadas a internet y las políticas de cambio hacia una economía verde claves para la acción climática, tienden a no incluir medidas concretas para la igualdad de género. Debemos garantizar la igualdad de condiciones para las mujeres y las niñas.

Y finalmente para promover la participación igualitaria de mujeres debemos promover su autonomía corporal que es la base de una vida digna. La violencia de género que es un obstáculo importante para que las mujeres y niñas participen en la educación, en la vida económica y en la vida pública.

Antes de la pandemia una de cada tres mujeres había sufrido un tipo de violencia de género al menos una vez en su vida, con la pandemia hemos asistido a un fuerte momento de la violencia de género como la violencia doméstica y también los matrimonios infantiles. El acceso a los servicios, bienes e información para la salud y los derechos sexuales y reproductivos se han reducido considerablemente en algunos países. Cerca de 10 millones de niñas corren el riesgo de ser víctimas de matrimonios infantiles en la próxima década, 12 millones de mujeres perdieron el acceso a la anticoncepción, lo que provocó 1.4 millones de embarazos no deseados.

En la región de Centroamérica y América Latina la pandemia del Covid-19 se convirtió en la principal causa de muerte de las mujeres embarazadas y, a pesar de las medidas proactivas y creativas adoptadas por muchos países para abordar estos retos, siguen existiendo lagunas. Las respuestas no llegan a los grupos de mujeres y niñas que se enfrentan a formas múltiples e interrelacionadas de discriminaciones y muchas medidas no cuentan con la financiación adecuada. Debemos entonces seguir aumentando y manteniendo nuestros esfuerzos para proteger la autonomía corporal de las mujeres y las niñas, y su libertad sin violencia.

Al igual que el caso de la crisis del Covid-19, las repercusiones negativas de la degradación del medio ambiente sobre los derechos humanos tambien afectan de forma desproporcionada a las mujeres y niñas, se ven reforzados y multiplicados por la discriminación y la violencia de género; los estereotipos, las limitaciones de recursos, las diferentes necesidades nutricionales y sanitarias, y el acceso a las mismas y los diferentes niveles de exposición a la contaminación y a las sustancias peligrosas.

Para abordar eficazmente estos impactos las mujeres y las niñas y las personas con diversa identidad de género deben ser incluidas en la toma de decisiones sobre el medio ambiente, y a pesar de los obstáculos ya estan ejerciendo un liderazgo decisivo en esta lucha. Una mujer estuvo al frente de la secretaría de la convención marco de las naciones unidas sobre el cambio climático, cuando se elaboró el acuerdo de París, y otra mujer fue la representante especial del país anfitrión desempeñando un papel fundamental. El vibrante y vital movimiento medioambiental de los jóvenes está liderado y alimentado por mujeres jóvenes, incluida la mexicana Guille Bastida; las mujeres también desempeñan un papel importante en la creación de medios de vida sostenible.

Según la FAO, si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres podrían aumentar su rendimiento entre un 20 y un 30 por ciento, lo que podría reducir el hambre en el mundo entre un 12 y un 17 por ciento, esto también reduciría las demandas del uso de la tierra y los impactos ambientales relacionados. Las mujeres y las niñas defensoras de los derechos humanos, medioambientales, incluidas las mujeres y las niñas indígenas, lideran las luchas para proteger sus tierras, sus hogares y sus comunidades de la degradación y la destrucción del medio ambiente, a menudo con un gran riesgo personal para ellas mismas.

Protegerse de verdad y defender a las mujeres y las niñas que defienden los ecosistemas y los derechos humanos desde las selvas tropicales y tundras más remotas hasta los pódiums en las reuniones ambientales de alto nivel es tanto una obligación legal como una necesidad práctica. Como hemos visto las ideas, las voces y las acciones de mujeres y niñas han demostrado ser esenciales para construir un futuro mejor para las personas y el planeta.

Y es sencillo, no podemos afrontar los retos actuales si seguimos excluyendo al 52 por ciento de la población del liderazgo y la toma de decisiones. Yo siempre he dicho en mi país que es muy amante del futbol, que nadie concebiría a un entrenador que jugara solo con la mitad de su equipo. Para llegar al mundo que queremos después del 2030 como sugiere esta conferencia debemos garantizar ahora la igual participación de las mujeres y las niñas en nuestro esfuerzo por recuperarnos mejor y crear sociedades mas ecológicas, más seguras, más justas y más resilientes.

En otras palabras, sobre la igualdad de género se construirá un futuro mejor.

Cuento con ustedes para seguir contribuyendo al disfrute de los derechos humanos de las mujeres y niñas en el mundo.

Muchas gracias

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