No olvidemos a quienes desde la infancia cargan el pesado yugo de la discriminación. Su vida al ras de la tierra, pasa desapercibida por nuestra vista.

“Nos queremos vivas, libres y sin miedo”

“Nos queremos vivas, libres y sin miedo”

 

Ayutla de los Libres, Guerrero, a 25 de noviembre de 2022. En el marco del Día Internacional para Eliminar la Violencia contra las Mujeres, Inés Fernández Ortega, víctima de tortura sexual, marchó con decenas de mujeres que exigieron un alto a los feminicidios en la región de la Costa Chica. Decenas de niñas y mujeres llevaban sus pancartas donde su exigencia central fue la erradicación de la violencia patriarcal.

Mujeres indígenas y afromexicanas recorrieron las principales calles gritando las consignas, que versaban así: “Nos queremos vivas, libres y sin miedo; mujer libérate de las garras de la violencia; señor, señora no sea indiferente porque matan las mujeres en la cara de la gente; mujer escucha y únete a esta lucha y alcemos la voz”. En sus rostros se dibujaba la esperanza en una lucha de miles de mujeres que rompen el silencio, pero también la rabia, el coraje por las desaparecidas y las asesinadas.

Noemí, hija de Inés Fernández, llevaba una pancarta que rezaba: erradicar la violencia no es tarea de una, sino de todas y todos. Mientras Inés mostraba otro mensaje: toma el coraje, une las manos y lucha con nosotras. “Estamos en las calles para que se nos respete nuestros derechos. Este día es para denunciar la violencia que se genera en todo el mundo”, decía un grupo de mujeres durante la marcha.

En la marcha las mujeres y niñas indígenas y afromexicanas lucían los globos de color naranja que se extendía en las calles principales de Ayutla. Los cantos de rebeldía y los gritos de justicia se lanzaban el viento para que se alzaran hasta las nubes y volvieran a la tierra para agrietar las paredes del poder machista.

En el mitin que realizaron en la explanada, frente a la Casa de los Pueblos, Fidela Hernández Vargas contextualizó la movilización en un escenario de alta violencia el municipio de Ayutla. Desde el 2017, nueve municipios de la Montaña y la Costa Chica tienen alertas por violencia de género, Ayutla y Tlapa son los principales focos rojos.

Inés Fernández culminó con un saludo de resistencia, “hermanas guerreras del mismo dolor que luchan por un mundo donde la violencia no exista. Compañeras, gracias por habernos acompañado en esta marcha de la dignidad y por la vida. Nosotras como mujeres debemos ser respetadas, pero hay quienes creen que no tenemos derechos. Sin embargo, tenemos que denunciar la violencia que vivimos. Las mujeres y niñas no debemos de callarnos, sino de alzar la voz como el trueno cuando llegan las tormentas. Nosotras las mujeres indígenas de Ayutla debemos de alzar la voz para que no sigan los feminicidios”.

Este grito estridente de resistencia debe ser escuchada por las autoridades municipales, estatales y federales. No hay atención a la ola de la violencia contra las mujeres indígenas y afromexicanas, al contrario, las instituciones fomentan y reproducen estereotipos machistas, y las reprimen. Para las autoridades sólo existe la ley de las balas y el garrote, sin que generen las condiciones sociales y culturales para que las mujeres y las niñas no sigan en el círculo de la violencia.

 

Fotografías: Centro Comunitario “Gú wa Kúma» Casa de los Saberes, quien preside es Inés Fernández, acompañada de ocho embajadoras.

 

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