No olvidemos a quienes desde la infancia cargan el pesado yugo de la discriminación. Su vida al ras de la tierra, pasa desapercibida por nuestra vista.

NOTA INFORMATIVA | Jornaleros de La Montaña en malas condiciones laborales

Fecha | Viernes 14 de Junio de 2013

Medio | APPE

Autor  | Sergio Ferrer

Tlapa, junio 14.- Aproximadamente dos mil 500 jornaleros indígenas de La Montaña de Guerrero que laboran en campos agrícolas de Guanajuato subsisten en condiciones precarias de salud, vivienda, además de no contar con derechos laborales.

En Guanajauto, el Centro Indígena Loyola y el Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan realizaron desde 2012 una investigación de la situación en la que viven niños, mujeres y hombres que trabajan en condiciones de explotación por parte de sus patrones y que por otro lado han sido olvidados por los tres niveles de gobierno.

Margarita Nemesio, coordinadora del área de Migrantes de Tlachinollan, apuntó en entrevista que no hay un diagnóstico de las condiciones de salud de los jornaleros ni en su estado de origen ni en donde laboran lo que no permite detectar problemas gastrointestinales, anemias o neumonías en infantes, por ejemplo.

“Hay severas deficiencias alimenticias, los padres están desnutridos, los hijos están desnutridos, a veces intentan subsanar el problema dándoles complementos alimenticios pero éstos golpean su aparato digestivo porque los infantes no procesan la leche, papillas, galletas de amaranto granola porque tiene parásitos en el estómago o cargan deficiencias desde que están en el vientre” señaló.

En los precarios hogares provisionales de los jornaleros agrícolas no hay piso de concreto, ni electricidad, se trasmina el agua de lluvia lo cual agudiza los problemas de salud; niñas con conjuntivitis, niños con hongos y enfermedades en la piel, piquetes de mosco infectados y otros problemas que sufren sin ser atendidos. Las mujeres padecen dolores musculares, afectaciones en la cadera al igual que los hombres.

Los jornaleros juntan chiles serranos o jalapeños en arpillas (costales) de 33 kilos, cada costal se paga entre los 10, 12 o los 24 pesos en el mejor de los casos. Un jornalero puede lograr al día 12, 20 o hasta 40 costales, niños desde los 10 años también cargan costales y los más pequeños junta chiles en pequeños botes.

Estos chiles son captados por acaparadores de Monterrey, otros estados del noreste del país o el propio Guanajuato, un 80 por ciento del producto llegará a las tiendas de autoservicio como Soriana o Chedraui. En los campos donde fueron recogidos no hay sanitarios, áreas de aseo, agua potable y su alimentación consiste en los refrescos y alimentos chatarra que llevan camionetas particulares.

En cuanto a lo laboral, Nemesio aseveró que las autoridades deben establecer una vigilancia de las condiciones laborales e incluso generar la posibilidad de contratos documentados para garantizar mejores condiciones de trabajo para los indígenas.

Estas cuestiones derivaron en una convocatoria por parte de las organizaciones de derechos humanos para establecer reuniones urgentes con autoridades estatales y federales con el fin de alertar sobre las condiciones de vida que persisten a efecto de que ejecuten acciones a partir de un enfoque integral y no de manera aislada o con enfoque asistencialista, ni tampoco multando a los agricultores por contratar a menores de edad, cuyo trabajo es invisibilizado al igual que el de las mujeres embarazadas, agregó Nemesio.

“Familias de jornaleros nos recalcaron que si tuvieran guardarías, albergues y condiciones mínimas de servicios no tendrían que llevar a los niños a los campos”, pero esto es solo uno de sus problemas, es como si vivieran en una esclavitud, muchas familias no han regresado a Guerrero porque no encuentran como sostenerse ante lo cual han adaptado su ciclo migratorio a ciclos agricolas de Jalisco, Guanajuato o Colima y Nayarit” afirmó.

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