No olvidemos a quienes desde la infancia cargan el pesado yugo de la discriminación. Su vida al ras de la tierra, pasa desapercibida por nuestra vista.

OPINIÓN | Conversaciones en el cerro

Conversaciones en el cerro

En plena Montaña, en el cerro de la antena de Tlatlauquitepec, inició la reunión de los 22 comisarios de Acatepec para informar los resultados de la reunión que obtuvieron con el gobernador. A las 8:30 de la noche en medio de una gran fogata y entre sorbos de café, las autoridades dieron sus impresiones en su lengua materna sobre el encuentro que tuvieron con las autoridades del estado. Lo que más les hizo sentir mal fue la negativa de las autoridades para que pudieran entrar a la reunión en palacio de gobierno. Como siempre sucede, los relegaron y los dejaron varados en la explanada, separada por vallas metálicas. No tuvieron la oportunidad de testificar las posturas vertidas por los comisarios y los gobernantes.

Con el frío que se impregnaba debajo de las cobijas que envolvían los cuerpos de los niños, de las mujeres y los ancianos, las autoridades indígenas expresaron su sentir a más de 700 compañeros y compañeras, quienes desde el lunes se instalaron en el cerro para participar en las movilizaciones del Consejo de comunidades damnificadas de la Montaña. Sus testimonios mostraron el sentir de la gente que a diario lucha por su sobrevivencia. No concebían la postura que había asumido el gobernador de no reconocer que el 8 de junio de 2016 en la Secretaría de Gobernación se había adquirido el compromiso de forma tripartita para apoyar al Consejo con 31 millones de pesos, que se invertirían para suministrar de granos básicos a las 16 mil familias. También se desconcertaron los comisarios porque esperaban dialogar con la directora de la CDI, Nubia Mayorga y con representantes de las oficinas de México de la SEDATU y la SEDESOL. Lo que más caló a la gente de la Montaña es que no sintieron la cercanía de las autoridades, más bien percibieron una postura firme de no asumir como propio el compromiso de hacer valer los acuerdos de junio. A pesar de estas adversidades, los comisarios informaron que en los próximos días llegará la porción que falta de los granos básicos de la tercera entrega. Comentaron la disposición del gobernador para hacer las gestiones ante el gobierno federal para que se pueda atender la demanda del Consejo, de cubrir las 3 entregas faltantes de granos básicos en el transcurso del año.

Lo que marcó la reunión en palacio de gobierno y que fue lo que nutrió el ánimo de las mujeres Me’phaa, quienes conversaban en el cerro sobre cómo mantenerse firmes en la lucha para que sus hijos tengan que comer y no desfallezcan, fueron las palabras de Martha, la compañera del equipo coordinador del Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña quién dio un toque de alegría y esperanza a esta noche de luna esplendorosa:

“Con el respeto que me merecen las autoridades, quiero expresar que me siento profundamente indignada y preocupada por la situación que vivimos en la Montaña. Yo soy de la Montaña y me entristece mucho que yo de niña me puse la camiseta roja y hoy veo a mis hermanos pidiendo dádivas a las autoridades. Muchos de nuestros hermanos están viviendo en condiciones precarias, cuando ustedes se comprometieron que en menos de seis meses serían reubicadas las familias damnificadas que viven en permanente riesgo y que entregarían sus viviendas. Nada de eso ha pasado y eso es lo que más me duele, pero también lo que me indigna. Porque no se nos escucha, ni se nos atiende. No se nos ve como personas con derechos. Venimos porque como pueblos tenemos dignidad y nuestra presencia no es para pedir dádivas sino para exigir nuestro reconocimiento como personas que hemos sido olvidadas, que no se nos atiende y que con mucha paciencia hemos sabido esperar. Pero el tiempo se está terminando. Por eso ahora en nombre de las mujeres quiero decirles que ya no vamos a permitir ser violentadas ni engañadas, lucharemos en nuestras comunidades para que nuestros hijos no sufran enfermedades ni hambre y para que nos vean de igual a igual…”

Este mensaje que salió del corazón de Martha fue motivo de orgullo entre las mujeres y los hombres Me’phaa que conversaban en el cerro los pormenores del encuentro. Habían logrado que su voz se escuchara en el palacio de gobierno y que las autoridades constataran que la fuerza y la sabiduría de las mujeres indígenas son parte del nuevo amanecer de la justicia y la igualdad en la Montaña y en todo el estado.

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