No olvidemos a quienes desde la infancia cargan el pesado yugo de la discriminación. Su vida al ras de la tierra, pasa desapercibida por nuestra vista.

Planteamientos Del Consejo de Jornaleros Agrícolas De La Montaña

Tlapa Guerrero

9 de Noviembre de 2011

El Consejo de Jornaleros Agrícolas de la Montaña es una organización que nos constituimos hace 6 años ante la falta de atención a nuestra problemática que padecemos como parte de la población más discriminada y olvidada de nuestro estado. De nueva cuenta venimos a replantear las añejas demandas que venimos arrastrando desde hace tiempo y que las autoridades en turno no han tenido la voluntad para atender y resolver, por eso agradecemos su visita a la USI (Unidad de Servicios Integrales de la SEDESOL), que es el lugar donde llegamos todos los jornaleros y jornaleras de la Montaña para salir a trabajar a los campos agrícolas del país.

El drama que enfrentamos no alcanzaría a narrárselo en esta breve intervención, simplemente decirle que la muerte nos acecha, que migrar para nosotros es sinónimo de discriminación, sufrimiento, explotación, abusos, tratos injustos y muertes tempranas.

Aprovechamos la oportunidad para platearle en estas líneas cuestiones que son de vital importancia y que si se llegará atender por parte de Usted nos ayudaría a revertir situaciones indignantes.

Planteamientos:

1. El Consejo de Jornaleros Agrícolas de la Montaña solicita al Gobernador del Estado un compromiso más claro para garantizar los derechos básicos de los jornaleros y jornaleras agrícolas relacionados con una estancia, atención médica, alimentación, registro, traslado y condiciones dignas de trabajo. Para ello demandamos se reasigne un fondo específico para la atención de la población jornalera de la Montaña y se evite el manejo discrecional de los recursos como ha estado sucediendo en este ciclo migratorio.

El trato digno que demandamos pasa necesariamente por la adscripción temporal de un médico con enfermera y medicamentos suficientes, que atienda a centenares de mujeres, hombres, niñas y niños que bajan de los municipios más pobres de la región en condiciones muy precarias y que necesitan con urgencia una revisión médica que evite desenlaces fatales, como ha acontecido en algunos campos agrícolas donde han muerto niñas, niños y mujeres jornaleras.

2. Las condiciones de los autobuses hablan del trato discriminatorio que se nos da por el hecho de ser miembros de un pueblo pobre, por eso demandamos al gobierno del estado de que se coordine con la Secretaria del Trabajo y Previsión Social a nivel federal y estatal para que se cumpla con la responsabilidad de que los agricultores, empresarios agrícolas y empresas de autotransporte cumplan con las normas vigentes relacionadas con un servicio de calidad y con los seguros de viajero, porque sobra decir que por estos pésimos servicios han fenecido decenas de hermanas y hermanos jornaleros sin que ninguna autoridad obligue a reparar estos lamentables daños.

3. Como Usted podrá constatar, estas instalaciones han estado deteriorándose por falta de mantenimiento, equipamiento, servicios e infraestructura. En este lugar tenemos que dormir en el piso porque los dormitorios no funcionan y además son insuficientes. Las niñas y niños no tienen en este espacio un lugar de esparcimiento y este mismo comedor carece del mobiliario y equipo necesario para contar con un servicio digno. Hemos estado planteando la instalación de una tortillería para el servicio de los jornaleros y jornaleras, pero ninguna autoridad atiende nuestro planteamiento, porque de nada sirve tener alimentos calientes sin contar con la tortilla que nos nutre y nos da identidad.

4. Es imprescindible Señor Gobernador que haya una atención apropiada para nosotras las mujeres que nos hemos visto obligadas a trabajar como jornaleras, ya sea como madres solteras, viudas, huérfanas o como niñas y adolescentes que desde que nacemos sufrimos la discriminación, el maltrato, los abusos sexuales y la violencia de género. De la población más desamparada, a nosotras se nos ha colocado en el sótano de esta sociedad desigual. Tenemos que ser padre y madre y lo que es peor, cargar con toda la responsabilidad que implica sostener una familia y cumplir con las obligaciones comunitarias. Por eso requerimos de programas especiales para mujeres jornaleras.

5. Usted sabe que la niñez indígena de la Montaña se tiene que trasladar a los campos agrícolas con sus padres y hermanos porque es imposible quedarse en la comunidad cuando no se tiene nada para poder sobrevivir. Esta situación de pobreza extrema reproduce el círculo vicioso de la discriminación y el rezago social. Además de que hacen falta maestros en las comunidades, nuestros hijos e hijas están imposibilitados de asistir a la escuela porque el hambre nos mata y tenemos que salir a los campos agrícolas en busca de un trabajo remunerado, por eso demandamos que se les garantice a nuestros hijos e hijas el derecho a la educación.

6. Nuestra gran demanda que hemos planteado en diferentes momentos a las autoridades estatales y federales, es la necesidad de que se firme un contrato colectivo con los agricultores o empresarios agrícolas, para que se ataque de fondo todos los abusos y formas de explotación laboral de que somos objeto. Pedimos su apoyo para enarbolar esta causa en aras de alcanzar condiciones dignas de trabajo y de vida.

7. Estas cuestiones muy básicas urge que las autoridades municipales de la región asuman el compromiso de dar atención prioritaria a la población jornalera que migra cada año, porque no existe ningún programa y ningún recurso que se destine para las múltiples necesidades que enfrentamos como familias jornaleras que vivimos en extrema pobreza. A pesar de que somos las familias que traemos con el sudor de nuestra frente el dinero tan escaso en la Montaña, de parte de las autoridades municipales y estatales no vemos ninguna reciprocidad orientada a fomentar el desarrollo comunitario.

8. A pesar de que existen reuniones a nivel estatal entre las diferentes dependencias, en los hechos concretos no vemos ningún beneficio tangible para la población jornalera. No existe tampoco coordinación entre las mismas dependencias y mucho menos les interesa atender con verdadero compromiso nuestros planteamientos que desde hace 6 años hicimos cuando se constituyó el Consejo de Jornaleros Agrícolas de la Montaña, y presentamos una agenda mínima, pero que lamentablemente todo quedo en el papel.

Esperamos que su presencia venga a marcar un cambio de fondo y una nueva relación con la población jornalera y que se traduzca en políticas y acciones que apunten a revertir las causas de la desigualdad social y la discriminación étnica.

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