No olvidemos a quienes desde la infancia cargan el pesado yugo de la discriminación. Su vida al ras de la tierra, pasa desapercibida por nuestra vista.

REPORTAJE | La invisibilización de la fuerza de trabajo de las Mujeres Jornaleras en México

La invisibilización de la fuerza de trabajo de las Mujeres Jornaleras en México

 

Por Isabel Margarita Nemecio Nemesio / Colaboradora del Centro de Estudios en Cooperación Internacional y Gestión Pública A.C. e integrante de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas.

 

En el México rural existe un mercado que emplea la fuerza de trabajo de miles de mujeres y hombres de edades indistintas, donde su corporeidad física “apta” para las labores agrícolas que demandan sus empleadores (patrones) para el deshierbe, la fumigación, la selección, el corte y empaque de diversos productos hortícolas, entre otras más. Sin embargo, estas labores han normalizado e invisibilizado el papel de las mujeres, jóvenes, adolescentes y niñas.

Esta normalización e invisibilización, en el caso particular de las trabajadoras agrícolas o “mujeres jornaleras”, tiene estrecha relación con un mercado de trabajo que ha construido un perfil de la “jornalera” como “mano de obra barata y flexible”, bajo estigmas sociales que conlleva que realicen las laborales consideradas jerárquicamente inferiores frente a trabajos mejor remunerados y de mayor jerarquía, justificando distintas formas de abusos laborales y de explotación.

De acuerdo con un informe de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos 2020[1] sobre el número de personas jornaleras agrícolas, señala que, en el primer trimestre de 2020, en México 2 millones 330 mil 305 personas laboraron como jornaleras agrícolas, el 87.3% de las personas que se emplean en este sector son hombres, la participación de las mujeres a nivel nacional es baja (12.7%), aunque esa demanda también depende de las zonas agrícolas donde son contratadas y del tipo de cultivo que se cosecha.

Las mujeres jornaleras enfrentan en los campos agrícolas jornadas de trabajo que en algunas ocasiones llegan a ser de hasta 13 horas, su salario ronda entre los 100 y 250 pesos por día (en algunos campos agrícolas les pagan menos), casi ninguna trabajadora goza de seguridad social, la crianza y el cuidado de las y los hijos siguen considerándose como su obligación o deber. Para ellas, la maternidad significa enfrentar mayores riesgos por las condiciones en que realizan su trabajo, por el contacto con plaguicidas, herbicidas o fertilizantes, están expuestas a altas temperaturas por laborar en campos a cielo abierto o en invernaderos. Frente a estos riesgos, los ingresos que perciben no compensan su labor en el jornal y las tareas de cuidado.

No obstante, esta situación se agudiza para las mujeres jornaleras que son jefas de familia o que laboran solas, porque enfrentan una maternidad, la crianza y cuidados sin derechos que se combinan con la angustia, la incertidumbre, las carencias, la culpa y la soledad. Tienen que generar estrategias que compensan sus bajos salarios para satisfacer sus necesidades más inmediatas. En general, a pesar de que ellas perciben ingresos propios, siguen enfrentando su condición de mujer asalariada excluidas y con una clara desigualdad de género que no les garantiza acceder a puestos mejor remunerados.

Esta desigualdad se exacerba ante la ineficacia de no hacer efectivos no solo sus derechos laborales, sino los que enfrentan en su vida cotidiana, como el acceso a la justicia y seguridad jurídica como el de una mujer jornalera originaria del estado de Guerrero, a quien le arrebataron a su hijo y después tuvo que soportar dilación en iniciar e integrar una carpeta de investigación, entre otras acciones u omisiones del Ministerio Público. La denuncia fue presentada por la mujer jornalera ante la agencia del MP el 17 de enero de 2019, pero la carpeta de investigación se inició hasta el 1° de abril de 2020, por ello la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) emitió la recomendación 1/2021, dirigida al titular de la Fiscalía General del Estado, por estas graves violaciones. Realidades como estas y otras más, no se conocen, se silencian e invisibilizan al igual que su fuerza de trabajo para no reconocer la feminización del trabajo agrícola en México.

[1] CONASAMI. (noviembre 2020). Investigaciones y Estudios realizados por la Dirección Técnica en 2020. Informe anual del Comportamiento de la Economía. Anexo. Págs. 117, 121.

Salir de la versión móvil