La clase política guerrerense no tiene la estatura ni el aplomo para atender y resolver los grandes problemas que enfrentamos en la entidad, porque carecen de esa fortaleza de un pueblo indómito decidido a dar las batallas contra la pobreza…
La defensa de los derechos humanos en la Montaña de Guerrero se hace con el corazón por delante. ¡Siempre cuesta arriba y con la fuerza de los pueblos!